El arte de las canciones
- alelavinrojas
- 23 sept 2021
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I. CREACIONES PROPIAS
Valenzuela compuso su primera canción alrededor de los doce años de edad, su nombre es El río suena y con los años la fue interpretando con más fuerza y virtuosismo, pero nunca dejó de ser un bolero de amor, como los que se oían en las radios de aquel entonces. El autor cuenta a Herni González en su entrevista, cómo se gestó su composición:
Debe haber sido el año 35, iba yo viajando en el tren a Constitución, en ese tiempo no había carretera, fue entre Corel y Huinganes, viajando, mirando por la ventana del tren vi una cosa muy singular, el río iba ondeado con cierta fuerza, pero llevaba arriba una capa de espuma y eso me llamó mucho la atención, es por eso que la primera frase es “el río corre como sembrando espumas” y ahí salió la primera canción.
Esa canción es un bolero de temática romántica y con una lírica naturalista. En cuanto a la versión en guitarra, comienza con un trémulo, desarrolla el ritmo de bolero, intensificándose o disminuyendo, según el momento lírico, entre rasgueos y bajos. Y sobre esa base, la voz realiza más o menos lo que se escuchaba en las radios de la época: la voz de los boleristas que alargaban las vocales y rozaban falsetes con una afinación de equilibristas.

Compuso sobre muchas temáticas [1], si bien cultivó las formas más populares, como la cueca, la tonada y el bolero, en las obras que interpreta como cantautor hace una síntesis personal de distintos estilos interpretados a lo largo de su vida, como tonada, tango, milonga, bosa nova, bayón, vals, balada, fox-trot, pasodoble, sumando a eso elementos de la guitarra clásica, que impregnaba de particular brillo sus interpretaciones. Muchos años antes que la trova se asomara por Chile, habló de experiencias personales, meditaciones, fantasías, como excusa de una canción virtuosamente acompañada con las cuerdas. En sus canciones estaría su fusión personal. Las versiones maduras de sus canciones se grabaron en Talca, en un caset autoeditado, que llamó: Una voz y una guitarra, luego aparecido en formato CD de producción artesanal, Allí incluye 25 canciones de su autoría [2] y pasa de los estilos más tradicionales a su fusión, unidos por los arpegios de la guitarra clásica, tocada con la yema de los dedos, para tener más brillo que sonoridad. En cuanto a la distribución de este material se circunscribió al entorno más cercano, siendo pocos los ejemplares que circularon, principalmente entre personas que ya conocían su obra.
Otra parte importante de su creación personal son sus composiciones instrumentales para guitarra sola. En ellas pone todo su aprendizaje en el ámbito de la guitarra clásica, con su gusto por la escuela de Tárrega y su admiración por Andrés Segovia. En las piezas propias está la síntesis y el legado musical más personal del compositor, en ellas se pueden oír tanto reminiscencias del renacimiento o el barroco, así como recursos de la música popular.

II. LA GUITARRA CLÁSICA
En cuanto a su formación en música docta, el desarrollo en la música popular y su llegada posteriormente a la guitarra clásica, el músico cuenta:
Cuando yo tenía unos cinco años, la tía que nos crió a los cinco hermanos, me tomó un profesor de mandolino, un italiano, él mismo fabricaba el mandolino con que enseñaba a sus alumnos. (…) Seguí con guitarra, después con violín, con varios maestros, y a la edad de siete años con mis otros hermanos, formamos la orquesta de los hermanos Valenzuela, era el año 30. Mis estudios los hice con varios maestros, la primera fue la señora Fresia de Valenzuela que tenía un instituto en la 3 oriente, una u dos sur, después intervinieron los maestros Taborde, que era el jefe de la banda de aquí, y también fue mi profesor Mariano Arias, que era un violinista de excepción, que fue concertino de la Orquesta Filarmónica de Viña del Mar, ellos fueron los maestros de teoría, de composición que tuve yo cuando joven. (…) la etapa de juventud en que yo estaba pleno de energías y deseos de actuar, de intervenir, estuve en orquestas, participé de conjuntos folclóricos, cuando estuve con Los huastecos del sur haciendo dos veces giras por todo el país, cuando estuve con Los estudiantes rítmicos haciendo giras por todo el país, tocando en la radio Corporación en Santiago, en Concepción, etc., en la Radio Lircay, en la radio Portales. Dirigí después algunos conjuntos en Talca, un coro. Después me quedé permanentemente en Talca y me dediqué a estudiar la música clásica en guitarra, dando concierto en diferentes lugares, después por mis trabajos, por mi quehacer de lucha por la vida, dejé de actuar profesionalmente, solo voy a ciertos lugares donde se me pide la colaboración.
Los registros que dejó en torno a la interpretación de guitarra solista están reunidos en el caset llamado “Guitarra clásica y popular”, grabado por Carlos Schorr, sin fecha aunque probablemente mediados de la década del 90. Allí graba temas de inspiración personal como lo son: Vida y muerte, Diálogo, Bosques[3],Tres valses en modo menor y Trémulo en re menor. Luego estaría el conjunto de piezas de música popular latinoamericana que interpreta en solo de guitarra: Gracias a la vida de Violeta Parra, Vírgenes del Sol (Jorge Bravo de Rueda, pieza de inspiración incaica), Adiós al séptimo de línea (marcha de Gumersindo Ipinza y Luis Mancilla), las tonadas La parva de paja del compositor talquino Honorio Concha Bravo y La tranquera de Osmán Perez Freire, los tangos Trenzas de Armando Portier y La cumparsita de Matos Rodríguez. En otras grabaciones informales hay versiones suyas de temas como el Himno nacional de Chile de Ramón Carnicer, Recuerdos de la Alhambra de Tárrega, y Romance anónimo del siglo XV. Este aspecto de la guitarra de Valenzuela es donde más le exige a la técnica, en cuanto interpretaciones, y donde destacan sus adaptaciones de canciones populares a la guitarra sola.

Y para finalizar la parte clásica de esta presentación, con el permiso de ustedes voy a narrar parte de mi vida en una pieza que yo la titulo: “Vida y muerte de Jorge Valenzuela”, en esta pieza yo narro mi niñez, mi juventud, momentos álgidos que he tenido yo en mi vida, como los tenemos todos, momentos alegres, cada parte de esa vida está narrada en ese trozo musical, y en el final de la pieza narro algo que aún no ha pasado, que no falta mucho por lo demás, que es mi muerte y la toco como yo quisiera que fuese mi muerte.
De esa manera explicaba Jorge Valenzuela la pieza instrumental que lleva el nombre Vida y muerte. Las partes que describe Valenzuela, corresponden a distintas intensidades de la pieza, en la que en algún momento nos parece oír las pasiones juveniles en un contrapunto con aires de tango, luego un desarrollo más clásico, quizás como la vida adulta, para más tarde regresar a esas pasiones, pero matizadas en trémulos, de añoranza fantasmal, marcando el pulso fundamental de la canción y cerrando con la expansión de un armónico, justo en el momento en que el alma se aleja del cuerpo. Jorge Valenzuela puede llevar aspectos subjetivos de su vida al lenguaje musical, y es gracias a ese poder transformador, que dejó hasta ahora en sus canciones los versos de una época que parece diluirse. Rastros de un tiempo en el Maule en que el diálogo entre lo popular, lo clásico y la vanguardia, quedaron vibrando en el tiempo como un acorde final.
NOTAS
[1] “Para componer a veces me nace primero la poesía y después la música, depende de la circunstancia, el pensamiento que haya tenido, un hecho que haya conocido, una tragedia, un desamor, una alegría, un agrado, historias de cualquier tipo que alguien tenga relevante de importancia, en cualquier instante se me produce ese hecho, se me reproduce ya sea en verso o en música, a veces es instantáneo, otras veces es pensado, calculado, meditado, y ninguna de las dos cosas es más importante que la otra, el nacimiento es a veces separado, a veces nace primero el verso y a raíz del verso se le pone la melodía, a veces nace la melodía y después el verso.” (Jorge Valenzuela en entrevista con Herni González).
[2] Canciones del álbum Una voz y una guitarra, autoedición, alrededor del año 2000: 1. Talca, ciudad trueno 2. El forastero 3. Extraño destino 4 La universidad de la vida 5. Dura lucha 6 Vilches 7 Vida y muerte 8 Pobre Facundo 9 Mar y río Maule 10 Cada día que pasa 11 Sueños 12 El amigo aquel 13 El río suena 14 Viaje a la montaña 15 Soledad 16 Desamor 17 La magia 18 Tres melodías 19 Otoño gris 20 Bendito amor 21 De ayer a hoy 22 Pequeña elegía a la muerte de mi hijo 23 Mis islas van por el río 24 Qué dura soledad la de no verte 25 Huir de ti es imposible.
[3] Existen dos versiones de Bosques, una más breve con guitarra sola y otra en que acompañan Luchín González en flauta traversa, Carola Valenzuela y Nicolás Vergara en flautas dulces. Tema de reminiscencias renacentistas o barrocas.
Felipe M. M.
Invierno 2021
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